No sé si ha sido el mal tiempo que hizo en septiembre o qué, pero veo que aunque he estado leyendo otros libros que tengo a medias, hacía bastante tiempo que no me acababa ninguno.
Este es otro de los premios Nebula y que como otros muchos libros, tiene esa estructura de capítulo en el presente, capítulo en el pasado, que no se van enlazando hasta el final del libro, donde confluyen y te dan una visión más clara de lo que pretendía el autor.
Este libro podría haber sido perfectamente un precursor de la película Stargate, en el concepto de hallar una base extraterrestre que lleva años abandonada y que sirve para que los humanos empiecen sin tener una tecnología propia ni remotamente preparada, a explorar la galaxia. En este caso no es un anillo, sino una base llena naves con capacidad 1, 3 ó 5 personas que viajan a velocidades superiores a la velocidad de la luz, pero que no se sabe ni donde van a ir ni si tienen suficiente combustible para viajar a esos destinos.
Es por esto que aunque habría que estar loco para subirse en ellas, los premios por cada descubrimiento interesante o útil que hagan los exploradores, y ante la lamentable situación de la gente en la Tierra (y Venus), la gente paga grandes sumas de dinero para poder ser explorador en una de estas naves.
El protagonista de la historia es un elemento de cuidado, no puedes sentir empatía por él, simplemente curiosidad por lo que le pasó.
Otro de esos libros que te hace pensar en que somos una mota de polvo en el tiempo y el espacio, que a algunos a veces se les olvida.
26 nov 2015
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