Es el título de una canción de Loquillo que me gusta mucho.
No, no voy a hablar otra vez de la timidez y consecuencias asociadas.
El viernes me encontré con otra antigua amiga de mi época de E.G.B., mis amigos empiezan a pedirme por petición popular que busque a todas mis excompañeras de colegio...
No fue un caso como el que narré hace unos días, en este caso la amiga en cuestión no había desaparecido del mapa y periódicamente, Renfe mediante, habíamos tenido nuestras puestas al día periódicas.
Sin embargo, esta vez el encuentro no fue Renfe mediante, sino Piano Blau mediante.
Con el paso de los años la gente cambia, pero cuando me reencuentro como en este caso con quien me ha conocido de niño y me confirma que sigo siendo igual, me alegro de que mis valores sigan intactos pese a la influencia del entorno al que nos vemos sometidos los adultos (según el DNI).
Ella al igual que yo, se puede decir que ha triunfado profesionalmente, me comentaba que de nuestra clase muy poquitos habíamos llegado a la universidad, yo le dije que no tan poquitos, pero me puse a contarnos y tampoco éramos tantos..., pero me salían varios ingenieros, una abogada, una de la primera promoción de medio ambiente(la más lista de la clase trabaja por mejorar nuestro entorno, si es que semos lo mejor), y alguna más que se me escapa seguro.
De todos modos ella decía que éramos de las promociones de nuestra escuela que más universitarios había tenido, y que a veces se había encontrado a un antiguo profesor nuestro y le decía que recordaba nuestra clase y se sentía orgulloso de que tantos hubiéramos estudiado (en mi caso precisamente este profesor no me inspiró mucho).
Mi hermano pequeño va a ese mismo colegio público que fui yo en mi infancia y que sigo considerando que tiene gran parte de culpa de que sea como soy y estoy muy contento de haber estudiado allí.
29 nov 2004
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