Este viernes tuvimos un susto en casa y tuvimos que recurrir al teléfono de emergencias para que nos mandaran una ambulancia.
Fue patético, nosotros explicándole al operador que no sabíamos qué hacer con la persona afectada y que nos mandaran una ambulancia, y el tío que erre que erre que tenía que hablar con la enferma.
Suerte que la enferma podía hablar, poco pero hablar, que si no aún estamos con el teléfono en la mano.
Siempre he sido un cagado, pero situaciones como esa o el cólico nefrítico que tuve hace unos años, me recuerdan que no tengo ningunas ganas de emanciparme y vivir solo. Nunca sabe uno qué le puede pasar y encontrarse solo en una situación así puede hacerte pasarlo muy mal.
Por suerte el incidente no fue grave y sólo tuvo que pasar la noche en urgencias, la ambulancia tardó en llegar pero llegó.
Igual no viene al caso ahora, pero tengo que hacer un post sobre ¿Por qué las enfermeras tienen que estar puteadas y no los vendedores de teléfonos móviles?.
6 sept 2005
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