Muchos catalanes, después de años y años de sufrir el caciquismo de CiU, celebramos la segunda vez que las izquierdas ganaban en votos (aunque curiosamente la primera en escaños) las elecciones catalanas.
Poco tardó el gilipollas de Carod en dar argumentos a los ignorantes de Madrid para cargar contra el nuevo gobierno de izquierdas, el burro quiso ser el héroe que conseguía el fin de ETA por arte de magia, pero como ayer dijo en "La nit al dia", "no soy el Màgic Andreu".
La cuestión es que desde ese día en Madrid ha habido una campaña de acoso y derribo contra el tripartit que, mejor o peor, se había ido "toreando" y el govern había podido ir trabajando y sacando adelante proyectos importantes para los catalanes.
La cumbre del tripartit fue la aprobación del nuevo Estatut, que los catalanes no sabíamos para qué servía pero que tenía muy buena pinta, en el Parlament con el apoyo del 90% de los parlamentarios.
Sin embargo, la campaña de acoso y derribo que aquí se había toreado muy bien, en Madrid había calado profundamente en los jefes del PSOE y en una jugada maestra, ZP y Mas, acabaron con el gobierno de izquierdas en Cataluña, Mas recuperaría la Generalitat y ZP se vería libre de los que le acusaban, día sí y día también, de pactar con separatistas.
Jaque y mate a Maragall y al tripartito.
Lo de ayer fue la puesta en escena de la obra escrita por Mas y Duran i Lleida, basada en la cacareada frase de "el PSC no defiende a Cataluña, es un títere del PSOE".
Pues bien, Mas ha llevado su teoría a hechos y el PSC queda tocado de muerte, ¿quién va a volver a votar al PSC después de lo visto?.
La abstención se va a asentar en Catalunya después de ver que votemos lo que votemos, los caciques seguirán manejando el cotarro.
En fin, llámame iluso porque tuve una ilusión.
12 may 2006
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