Ayer aproximadamente a las diez y media de la noche, salí del parking después de aparcar el coche al volver de mi clase de karate, empecé a oír gritos, la gente salía a los balcones gritando y aplaudiendo, en el balcón de enfrente de mi casa un niño gritaba enloquecido, dentro se veía al padre de pie y alzando los brazos.
Se ve que el barsa había marcado el gol del empate, pronto se empezaron a escuchar los cohetes.
Ya dentro de casa me vino a la cabeza la reflexión de que el futbol consigue que se igualen las clases sociales, ayer por la noche la reacción del jefe de la empresa y del empleado maltratado fue la misma ante ese gol, ambos se debieron poner de pie y gritaron como si hubieran conseguido el objetivo de su vida.
Y es que el futbol y el forofismo no deja de ser un elemento de cohesión de la sociedad, supongo que hoy ese jefe encorbatado que gritaba anoche como un energúmeno, mirará con complicidad al operario al que normalmente no le dedica ni el saludo cuando se cruza con él.
Siempre quedarán unos pocos inadaptados como yo que vemos desde fuera como la soma que les dan por televisión ayuda a hacer felices (si su equipo gana) o a llegar como almas en pena (si su equipo pierde).
Hay que reconocer que yo tampoco soy de piedra, y el otro día me alegré de que el Espanyol no bajara a segunda (siempre con aquello de David y Goliath). Y también me alegro de que el Barsa haya ganado la Champions.
18 may 2006
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