Sí, llegó el último día de trabajo del año.
Otro año que suma en el cesto de años laborales, otro año sin novedades en el frente.
En lo laboral se podría decir que el 2005 ha sido un año de pocas tempestades y muchas calmas antes de la tormenta. En las tempestades es cuando se aprende, en las calmas sumas días rezando para que no llegue la tormenta.
En lo personal este año ha sido el de las desmotivaciones, si bien sigo teniendo las mismas aficiones que siempre, el muermo me ha invadido por momentos y he salido mucho menos en bici, mucho menos de fiesta, he leído menos, pero supongo que todo con el tiempo cansa, y aunque yo siempre había creído que hay cosas que siempre me gustarán, los sacrificios para satisfacer esos gustos a veces han pesado más que el gustazo de poder practicarlos (por ejemplo los madrugones en domingo para ir en bici).
Y lo típico de ¿qué le pido al 2006?.
Pues le pido todo lo que le pedía a Dios Antonio Flores en aquella famosa canción, yo no creo en Dios, por lo tanto se lo pido al 2006:
"Si un cabrón puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente".
23 dic 2005
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