San Juan suele marcar el último día festivo antes de vacaciones de verano, este año sin embargo, no ha habido tal fiesta, al menos para mí, ya que al caer en sábado no he podido apreciar ninguna diferencia respecto a cualquier otro sábado.
Es curioso ver en la televisión como el viernes se colapsaron las carreteras de salida de Barcelona, siendo un fin de semana igual de corto que cualquier fin de semana, los conductores se lanzaron en masa hacia vete tú a saber donde, buscando el sitio donde tirarían petardos esa noche.
Tengo que reconocer que el cansancio acumulado de la mierda de los madrugones del horario intensivo de los viernes, me ayudó en este caso a caer redondo en la cama y no oír los petardos.
Nunca he comprendido la gracia de los petardos que no son de colorines, el petardo como reventador de tímpanos, vale que en la verbena es normal y no me puedo quejar, pero que los 2 días después todavía esté la gente tirando bombas, no tiene ninguna gracia. La siesta del domingo me la fastidiaron con un par de petardazos, y es que es una pena que haya tanto gilipollas suelto.
26 jun 2006
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