Este calor me está matando, y mira que siempre estoy esperando que llegue el verano, pero últimamente estos veranos me parecen demasiado cálidos.
Ayer al mediodía, al coger el coche para ir a comer, el termómetro del coche marcaba 44 grados.
La cuestión es que para acabar de destrozarme, estos madrugones los viernes me gastan las pocas pilas que me quedan.
Esta tarde intentaré ir a la playa a ver si el agua me recarga un poco de energía, porque esta noche tengo una cena en Barcelona y no quiero dormirme al volante en el camino de vuelta.
30 jun 2006
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