17 feb 2011

No les votes

Si no han estado viviendo debajo de una piedra estos días, sabrán que el pasado día 16 de febrero se aprobó la conocida como Ley Sinde con los votos en el Congreso de CIU, PP y PSOE. El día 14 de febrero, oliéndose el pastel, varias personas redactaron y publicaron un texto en nolesvotes.com. Empieza así:

El próximo 22 de mayo, los ciudadanos españoles están convocados a las urnas para votar a sus representantes públicos en todos los ayuntamientos y en algunos parlamentos autonómicos. Los representantes elegidos tendrán a su cargo la gestión de miles de millones de euros durante un periodo de cuatro años, razón más que suficiente para extremar las precauciones de los votantes: a lo largo de los últimos años, el nivel de corrupción en la política española se ha disparado de manera alarmante en todo el arco parlamentario.

PSOE, PP y CiU son las tres formaciones políticas que han pactado para resucitar la ley Sinde en el Senado, una ley que permite censurar Internet por vía administrativa, sin una intervención judicial que garantice la tutela efectiva de los ciudadanos. Al juez que deba validar el cierre le estará vedado analizar el fondo del asunto, esto es, la vulneración de derechos de propiedad intelectual o la posibilidad de producir un perjuicio patrimonial por parte de la página web cuya clausura se solicite. La ley Sinde crea un “agujero libre de jueces” donde la decisión la toma una comisión administrativa nombrada por el gobierno, para evitar lo que hasta el momento venía ocurriendo: que los jueces no daban la razón a las reclamaciones de la industria de los contenidos.

La Ley Sinde no es, con toda probabilidad, lo peor que ha hecho la panda de políticos que tenemos en el Parlamento. Pero sí es un ejemplo de libro: consiste en la aprobación de una ley que se sabe que no viene pedida desde dentro del país hecha a mayor gloria de grupos de presión que no está interesados en participar en el bien común y que además iba metida con calzador en el primer lugar que se pudo encontrar. Todo esto, claro, lo saben los políticos que la votaron, y saben que es vox populi, pero da igual. Como comentaba González-Pons al hilo de este mismo asunto:

Las encuestas, tanto las valencianas como las nacionales, nos dicen que nada nos quita votos.

No sé al resto del personal, pero a mí esto me asusta un poco: resulta que existe una casta de individuos impermeables a la responsabilidad. Es más: esa casta es la que se encarga de administrar y legislar.

Reconozco que el movimiento #nolesvotes todavía se me escapa a una definición clara. Javier de la Cueva, uno de los proponentes de la idea, comentó ayer en su blog:

El proyecto que se propone consiste en desarrollar iniciativas ciudadanas mediante la autoorganización de células territoriales independientes, replicables, sin ánimo de lucro y sin exclusividad territorial cuya labor sea la de propagar las ideas del texto de nolesvotes.com y realizar acciones territoriales concretas.

Se lo repito yo en román paladino: este proyecto consiste en organizarse para intentar, en la medida de lo posible, quitar el mayor número de votos a estos tres partidos políticos (y ojo: no vale con quedarse ese día durmiendo o similar). Por todo lo anterior, y también por estar sufriendo las consecuencias de lo que el Pianista explicó de forma muy clara hace ya varios años:

El único voto útil es el que se hace en conciencia. Si no le convence ninguno de los dos grandes partidos, no les vote, joder. Es tan increíblemente lógico que da escalofríos tener que repetirlo.

[...]

El que se queda en la cama el domingo, o se dedica a buscar justificaciones para no ir a votar, es un gilipollas. No digo que no tenga remedio, pero el domingo, en presente de indicativo, es un gilipollas integral. Y según mi experiencia, el 99% de esos gilipollas se pasan luego cuatro años quejándose de algo que no colaboraron a evitar. O sea, gilipollas e hipócritas.

En realidad, ya puestos, prefiero que alguien se quede en la cama el día de las elecciones a que vote al PP o al PSOE: al menos no estará dándole su apoyo a alguien que ya hemos visto que tiene una tendencia alucinante para legislar contra el propio votante. Pero la idea no es ésa: la idea es mandar a esta caterva de inútiles más allá del Grupo Mixto. Y no es algo que se vaya a conseguir en un día. Como dijo Javier de la Cueva, nuevamente:

La medición del éxito del proyecto no se medirá en resultado electoral, sino en el aprendizaje que obtengamos del uso ciudadano de las redes. En definitiva, se trata de ir afilando ya una herramienta esencial para paliar el gravísimo déficit democrático que caracteriza a la sociedad española.

[En otro artículo posterior]

El punto de unión ha de ser uno solo: la ley Sinde ha servido de catalizadora para hacer más evidente, si cabe, la corrupción de muchos individuos que pertenecen a una clase política de moral reprochable. Cada político corrupto supone una cama menos de un hospital, una plaza de escuela menos, menos investigación y desarrollo, mas emigración de los jóvenes. Y esto es lo único que pretendo con las horas que le echaré al proyecto de #nolesvotes: ayudar a la creación de nodos cuyas conexiones puedan unirnos en un proyecto común, que es desterrar a esta gentuza que no nos merecemos. Nadie se merece poner un estafador en su vida.

Por el momento, la forma de organizarse parece gravitar en torno a listas de correo creadas en Google Groups. En este enlace pueden obtener una lista de las que ya se han creado. En caso de duda o de que el enlace anterior falle –que ocurre a veces–, pásense por la lista más general (la estatal, en la que tendrían que apuntarse de todas formas) y pregunten, seguro que alguien puede indicarles dónde está su lista de organización local. Existe un blog extraoficial (como todo aquí) en el que también pueden ver un recopilatorio de lo que se va haciendo.


Copiado de Rinzewind.

Texto original aquí.

Totalmente de acuerdo.